LA DOCTORA RIVERA
Versión libre inspirada en la serie de tv “La Doctora Quinn”
Personajes
Sylvia Rivera (Danna García) la doctora
Víctor (Marco Pigossi) el brasileño
Elizabeth (Anna Silvetti) regenta la pensión del pueblo,
es viuda
Juan (Christian McGaffney) el hijo mayor de Elizabeth
Fanny (Michelle Orozco) la hija mediana de Elizabeth
Andrés (Nevin Male) el hijo pequeño de Elizabeth
Daniel (Fabián Ríos) el dueño del bar-burdel del pueblo
Patricio (Jorge Cao) el dueño de la tienda del pueblo, es
viudo
Óscar (Julio del Mar) el dueño de la barbería del pueblo, un
viejo solterón
Lorena (Jeimy Osorio) trabaja en la tienda como empleada. Es
la esposa de Samuel
Samuel (Orián Suárez) es carpintero, está casado con Lorena
BOYACÁ, COLOMBIA - 1893
Una vieja locomotora de vapor viaja acompañada de dos
vagones de madera cruzando los verdes campos del interior del país. El tren se
dirige a un humilde pueblo del departamento de Boyacá.
En la estación de San
Rafael varias personas se han congregado para recibir una visita muy especial.
Todos esperan al que va a ser el primer médico de la localidad, el primer
doctor del pueblo. Pero lo que nadie se imagina es que de dicho tren no bajará un
hombre como todos creen, si no una mujer. La primera doctora en una tierra y
una época donde el machismo y los prejuicios lo eran todo...
PUEBLO DE SAN RAFAEL
EXT. / ESTACIÓN DE TREN / DÍA
Una mujer rubia con el cabello recogido, un sombrero muy
elegante y ataviada con un largo vestido hasta los tobillos desciende del
último de los dos vagones del tren. Todos los habitantes del pueblo la observan
sin decir nada hasta que uno de ellos, el viejo Óscar, se atreve a hablarle.
Sylvia: Buenas tardes… Disculpen, podrían decirme donde
puedo… (Pero no la dejan terminar)
Óscar: ¿Disculpe señora, no venía con usted en el tren un
caballero? Esperábamos que llegara hoy en el tren de la tarde.
Sylvia: Señorita, por favor, aún no estoy casada.
Daniel: Así que señorita… (Se ríe burlándose y mirándola con
deseo)
Sylvia: ¿Un caballero? No, señor. He viajado yo sola hasta
acá. ¿A quién esperaban?
En ese instante intervienen otros habitantes del pueblo.
Patricio: ¿Qué a quién esperamos? ¿A quién carajo va a ser
señorita? Al doctor.
Daniel: Nos dijeron que hoy llegaría el primer médico a este
pueblo y vinimos todos a recibirle, pero...
Sylvia: ¿Doctor? (Extrañada)
Samuel: Sí, así es… El telegrama decía que mandarían un
doctor. Un hombre, hablando claro.
Sylvia: Ah… era eso… Pues lamento comunicarles que debió
haber un error, no hay doctor, sino doctora. La tienen delante de ustedes.
Todo el mundo la mira sin pestañear totalmente atónitos.
Lorena: ¿Qué? ¿Está hablando en serio, señorita?
Patricio: ¿Entonces como es la cosa, la matasanos va ser
usted? No me lo puedo creer… (La mira mal)
Sylvia: Doctora si no le importa, y sí, por supuesto que
estoy hablando muy en serio. Me llamo Sylvia Rivera, pero pueden llamarme
doctora Rivera. (Tendiéndole la mano a Patricio pero él no se la da)
En ese instante todo el mundo se la queda mirando nuevamente
y murmuran.
Óscar: ¿Doctora? Nos enviaron una mujer como médico. Esto es
increíble.
Samuel: La verdad que es la primera vez en toda mi vida que
veo una mujer médico.
Lorena: Lo mismo digo, mi amor. (Mirando a su esposo)
Patricio: Yo no pienso dejar que me atienda una mujer, no
más faltaba. Hasta aquí podíamos llegar.
Samuel: Opino lo mismo… ¿Cómo vamos a dejar que una mujer
nos examine a los hombres? Ni hablar.
Lorena: Ay Sam, no seas tan antiguo… (Sonríe a la doctora)
Sylvia: Miren, yo sé que nunca ha habido una mujer médico en
esta región pero… alguna vez tenía que ser la primera.
Daniel: No será en nuestro pueblo, señorita Rivera. Eso se
lo puedo asegurar.
Sylvia: Doctora Rivera, si no le importa. (Molesta) No me
diga ya más señorita, me pone muy nerviosa.
Daniel: No me extraña… (La mira de arriba abajo) Si ya es
casi una solterona. ¿Qué edad tiene 33, 35? jajaja. (Se burla)
Todos se ríen.
Óscar: Una mujer soltera y sola no sería bien vista en esta
región, doctora. (Se burla) En este pueblo las mujeres solteras, cómo le digo… son de…
Lorena: Moral distraída… (Por no decir que son prostitutas)
Patricio: Así que ya se está largando por donde vino.
Queremos un médico, no una mujercita que juega a ser doctora.
Daniel: Eso mismo digo yo… Y a todo esto, señorita. (Se
burla) ¿Dónde aprendió medicina? ¿En la cocina de su casa? Jajaja.
Todo el mundo se ríe de Sylvia, la humillan y se burlan de
ella en su cara. Nadie en el pueblo acepta una mujer médico. Estamos en 1893 y
las cosas son muy diferentes. La doctora Rivera es una verdadera pionera en su
profesión, nunca mejor dicho.
Sylvia: ¡Bueno ya es suficiente!!! (Furiosa, todos hacen
silencio) No les consiento que se burlen así de mí, no me conocen para
juzgarme. Soy doctora, me enviaron desde Bogotá para trabajar en este pueblo y
eso es lo que voy a hacer, les guste a ustedes o no les guste. ¿Les quedó claro,
o nooo? (Desafiante)
Patricio: Vaya un carácter, solterona debía de ser…
Sylvia: Me están colmando la paciencia…
Daniel: Mire señorita Rivera…
Sylvia: ¡Doctora Rivera! (Con mal tono)
Daniel: Doctora Rivera… (Sonríe burlón) En este pueblo las
únicas mujeres solteras que hay son mis chicas… ¿Entiende? (Le guiña el ojo)
Sylvia: ¿Cómo que sus chicas? (Extrañada)
Óscar: Daniel habla de las prostitutas del burdel que él
regenta, mi querida doctora. (Se burla)
Todos se ríen a carcajadas, Sylvia se queda muda y
avergonzada.
Patricio: Así que creo que este no es sitio para una mujer
como usted, es mejor que se regrese a Bogotá. Se lo decimos por su bien, aquí
nadie la va a aceptar como médico. Queremos un hombre, ya se lo hemos dicho.
Daniel: Las mujeres sólo sirven para dos cosas.
Óscar: Para cocinar…
Daniel: Y para… (Se burla, todos los hombres ríen)
Sylvia: ¡Basta ya! ¡Se están pasando caballeros!!
Samuel: Tampoco se lo tome tan a pecho, doctora, jajaja.
Sylvia: Escúchenme bien porque se van a tener que aguantar a
una mujer médico lo quieran o no. No pienso dejarme doblegar por gente tan
machista y retrógrada como ustedes. Si estudié una carrera fue para…
Patricio: Para fregar pisos…
Todos se burlan y se ríen de ella. Sylvia enfurece pero se
contiene.
Óscar: Escuche doctora… ¿Cómo era?
Sylvia: Rivera,
doctora Rivera. (Enojada)
Óscar: Escuche doctora Rivera… Haga lo que le venga en gana
pero cuando vea que nadie requiere sus servicios, ya hará las maletas y se irá
de regreso para la capital.
Patricio: Este pueblo no es lugar para señoritas tan
refinadas como usted. Ahora si nos disculpa… Buenas tardes…
Todos se marchan y la dejan sola en mitad de la calle con
las maletas. Nadie la ayuda, nadie la hace caso, todo el mundo la desprecia y
no la quiere en el pueblo. Nadie se fía de una mujer médico. Pero en ese
momento se acerca a Sylvia un hombre muy apuesto pero humildemente vestido y
con un leve acento brasileño le dirige la palabra, aunque algo seco, a su
espalda.
Víctor: Hola…
Sylvia: Ho… hola… (Avergonzada, voltea hacia él)
Víctor: ¿Necesita ayuda con las maletas?
Sylvia: Pues… este… (Dudando) Sí, la verdad que sí, se lo
agradecería mucho, caballero. ¿Sabe donde queda la pensión? Es la primera vez
que llego a este pueblo y no conozco nada. Si fuera tan amable de…
Víctor: La tiene ahí mismo, justo enfrente. (Le indica, ella
ve el edificio frente a la estación, al otro lado de la calle)
Sylvia: Ay gracias, que tonta, no me había dado cuenta.
Disculpe… ¿Usted no es de aquí, cierto? Su acento… ¿Es de…?
Víctor: Me llamo Víctor, soy brasileiro. Trabajo en la carpintería
del pueblo con Samuel, el hombre negro que estaba con el resto de la gente
antes.
Sylvia: Ahm… Entiendo.
Víctor: Escuché lo que le dijeron esos tres, es mejor que no
les haga caso. La gente de este pueblo es muy cerrada. A mí tampoco es que me
acepten pero paso de sus habladurías. Dicen que no les gustan los inmigrantes
pero ellos también lo fueron algún día.
Sylvia: Sí, tiene razón. Bueno pues no les va a quedar otra
que aceptar una mujer doctor, porque no pienso irme de aquí.
Víctor: Yo que usted lo pensaría mejor, señorita… Vivir aquí
puede ser muy duro para una mujer sola como usted. (Se miran a los ojos)
Sylvia: Doctora, si no le importa, doctora Rivera. (Con mal
tono)
Víctor: Pero bueno, es libre de hacer lo que quiera, doctora
Rivera. Yo simplemente le he dado un consejo.
En ese instante Víctor toma las maletas de Sylvia y camina
hacia la pensión, la doctora le sigue a paso rápido pero casi no le alcanza.
EXT. / PENSIÓN DEL PUEBLO, PUERTA / DÍA
Al llegar a la puerta de la pensión, Víctor toca al aldabón,
ambos vuelven a conversar.
Sylvia: Gracias por llevar mis maletas. ¿Víctor, me dijo que
se llamaba, cierto?
Víctor: Víctor, sí. Víctor Alexandre. Pero todos me llaman
el brasileño.
Sylvia: OK, encantada de conocerle, Víctor Alexandre.
(Sonríe amable y le tiende la mano)
Pero el hombre no se la da, se muestra algo serio con ella.
Víctor: Debo irme, tengo trabajo en el taller. Bienvenida a
San Rafael, doctora Rivera.
Sylvia: Gra… gracias Víctor. (Sonríe)
Cuando Víctor se ha ido, Sylvia es sorprendida por
Elizabeth, la dueña de la pensión del pueblo.
Elizabeth: Buenas tardes. Usted debe ser la nueva doctora,
la estábamos esperando.
Sylvia: Vaya, al menos alguien se alegra de verme en este
pueblo. Creí que toda la gente de por aquí era igual de rancia, grosera y
maleducada.
Elizabeth: ¿Se puede saber por qué dice esas cosas? ¿Qué es
lo que ocurrió?
Sylvia: Digamos que no tuve un caluroso recibimiento pero me
da igual… Prefiero no hablar del tema.
Elizabeth: Está bien, pase, mis hijos y yo la atenderemos
con gusto, señorita, la pensión esta vacía hoy, así que no tendrá molestias de
otros huéspedes. Sea usted bienvenida, puede quedarse el tiempo que quiera,
doctora…
Sylvia: Rivera, doctora Sylvia Rivera.
Elizabeth: Deje que le ayude con las maletas. (Tomando una)
Pase, está en su casa, doctora Rivera. (Sonríe amable)
INT. / PENSIÓN DEL PUEBLO, SALA / DÍA
Sylvia conversa con Elizabeth, la dueña de la pensión, quien
les presenta a sus tres hijos.
Elizabeth: Bueno pues ellos son mis hijos, Juan, el mayor, Fanny,
la mediana, y Andrés, el benjamín de la familia. (Sonríe) Chicos, ella es la
doctora Sylvia Rivera. Acaba de llegar a San Rafael.
Sylvia: Hola, buenas tardes. (Sonríe)
Andrés: Hola (Sonríe)
Fanny: Bienvenida al pueblo, doctora Rivera.
Juan: Un placer… (La mira mal, fingiendo sonreír, tampoco
acepta una mujer como médico)
Sylvia: El placer es mío, muchachos, encantada de
conocerles. (Sonríe amable)
Elizabeth: Su habitación ya está lista doctora Rivera, así
que si quiere puede subir y descansar un poco, la cena estará en media hora.
Acá en el campo se cena pronto, usted sabe.
Sylvia: Muchas gracias Elizabeth, se lo agradezco. Quisiera
refrescarme un poco y cambiarme de ropa. El viaje ha sido agotador.
Andrés: ¿Viene de muy lejos, doctora?
Sylvia: De Bogotá… Casi dos días enteros de viaje hasta acá.
Fanny: ¿Entonces es en serio, se va a quedar en el pueblo,
doctora Rivera?
Sylvia: Sí… por supuesto. Le conté a tu madre lo de la gente
del pueblo, pero afortunadamente un hombre se ofreció a ayudarme con las
maletas hasta la puerta de la pensión.
Juan: Seguro fue el brasileño… (Se burla)
Sylvia: ¿El brasileño? Ah… ya, Víctor, claro, no me
acordaba.
Elizabeth: Víctor llegó al pueblo hace tres años, es buena
persona, un poco reservado pero buena gente. Le costó aprender nuestro idioma,
todavía se le nota el acento.
Fanny: Esperamos pronto se instale, doctora, la verdad que
ya hacía falta un médico en este pueblo.
Juan: Si le soy sincero yo también esperaba un hombre. No me
lo tome a mal, doctora Rivera.
Elizabeth: ¡Juan, no seas maleducado! (Le mira mal) No le
haga caso, doctora.
Sylvia: No se preocupe Elizabeth, es entendible. Pero así
tenga que luchar contra esa mentalidad machista de la gente de este pueblo, lo
haré.
Elizabeth: Le acompaño a su habitación. Juan, sube las
maletas de la doctora a su cuarto, por favor.
Juan: Está bien, mamá… (A regañadientes)
Elizabeth: Acompáñeme, doctora Rivera. Esto no es Bogotá,
así que la pensión no es un hotel de cinco estrellas como los que seguramente
habrá por allá, pero…
Fanny: Yo misma limpié su habitación esta mañana, doctora Rivera.
Espero todo sea de su agrado. (Sonríe)
Sylvia: Gracias Fanny. (Sonríe)
La niña admira a la doctora, la ve como un modelo a seguir,
y es que Fanny también sueña con ser médico algún día, aunque lamentablemente
su familia es humilde y su madre viuda no podría pagarle esos estudios. Con lo
poco que ganan con la pensión apenas tienen para vivir los cuatro.
EXT. / CARPINTERÍA / DÍA
Samuel está serrando unas tablas, Víctor conversa con él.
Ambos trabajan en dicho taller como carpinteros.
Víctor: ¿Crees que se irá del pueblo?
Samuel: ¿Hablas de la doctora? Yo no le doy ni tres días,
pronto se largará de vuelta a la capital, ya lo verás.
Víctor: Sería una lástima…
Samuel: ¿Por qué lo dices?
Víctor: No, por nada, cosas mías… Pero necesitamos un médico
en este pueblo y lo sabes, amigo.
Samuel: Tú lo has dicho Víctor, un médico, un hombre, no una
señorita que dice ser doctora. (Sigue con su trabajo)
Víctor: Si tú lo dices… (Se va)
EXT. / PENSIÓN DEL PUEBLO, DORMITORIO DE SYLVIA / NOCHE
Ya ha anochecido, Sylvia está en la habitación de la
pensión. La doctora se refresca con agua de una palangana de porcelana y se
mira en un sencillo espejo de pared. En ese momento tocan a la puerta.
Fanny: La cena está lista, doctora Rivera. La esperamos
abajo en el comedor.
Sylvia: Muchas gracias Fanny, enseguida estoy con ustedes.
La niña se marcha.
Sylvia: Voy a necesitar una casa donde vivir, así sea algo
humilde y con un alquiler barato mientras empiezo en este pueblo. Le preguntaré
a Elizabeth a ver si sabe de algo…
INT. / PENSIÓN DEL PUEBLO, COMEDOR / NOCHE
Sylvia conversa con la familia de la pensión mientras cenan
sentados a una mesa rectangular presidida por Elizabeth, la dueña de la casa de
huéspedes.
Juan: ¿Vivirá aquí con nosotros en la pensión, doctora Rivera?
Sylvia: Solamente unos días mientras me instalo, necesito
una casa donde vivir. ¿Saben de algo en alquiler en el pueblo?
Elizabeth: Pues si le soy sincera, en el pueblo no hay nada
libre ahora mismo. La mayoría de gente vive en el campo, en pequeñas granjas.
Hay alguna hacienda pero poco más.
Fanny: Sí, doctora, la mayoría de habitantes del pueblo son
granjeros y campesinos. En el pueblo sólo viven los del taller de carpintería,
Samuel y su esposa Lorena…
Andrés: También Óscar, el dueño de la barbería, le dicen el
feo.
Juan: Daniel vive en el burdel que regenta, que es a la vez
el único bar de este pueblo… y el señor Patricio es el dueño de la única tienda
que hay en San Rafael.
Fanny: Este es un pueblo muy, muy pequeño, nos conocemos
todos, la verdad.
Sylvia: Entiendo… Pueblo chico, infierno grande, se suele
decir. ¿Cierto?
Andrés: Jaja, es verdad, doctora Rivera. (Sonríe)
Elizabeth: Pero ahora que lo pienso… Víctor tal vez la pueda
ayudar con la búsqueda de alojamiento.
Sylvia: ¿En serio? Tendré que hablar con Víctor mañana
entonces.
Fanny: ¿Le gusta la cena, doctora Rivera? Mi mamá es una
gran cocinera.
Sylvia: La verdad que está todo delicioso, hacía tiempo que
no degustaba de una cena casera.
Andrés: ¿Sabes cocinar?
Sylvia: No, apenas lo básico, siempre tuvimos servicio en
casa de mis padres allá en Bogotá.
Juan: Pues si quiere sobrevivir aquí va a tener que aprender
a cocinar.
Fanny: No se preocupe, doctora, yo la puedo ayudar con eso.
(Sonríe) Le enseñaré todo lo que aprendí de mi mamá.
Elizabeth: Imagino estará cansada, mañana será otro día. Si
quiere hablar con Víctor vaya mañana a su recámara, es la primera a mano
derecha, en el pasillo.
Sylvia: Gracias, sí, eso haré. Me urge una casa donde vivir
y poder recibir a mis pacientes.
AL DÍA SIGUIENTE
EXT. / PENSIÓN DEL PUEBLO, HABITACIÓN DE VÍCTOR, PUERTA /
DÍA
La doctora Rivera toca
a la puerta pero nadie abre.
Sylvia: ¿Será que se fue a trabajar a la carpintería? Tal
vez debería ir para allá a ver, pero es muy temprano para que…
En ese instante la puerta se abre y tras el umbral aparece Víctor,
sin camisa, recién levantado. Sylvia le mira avergonzada y no sabe donde
dirigir la vista.
Víctor: ¿Qué se le ofrece, doctora Rivera? ¿Cómo tan
temprano molestando a la gente de este pueblo? (Se burla)
Sylvia: Disculpe que le haya despertado tan temprano, Víctor,
la dueña de la pensión, Elizabeth me dijo dónde vivía. Necesito hablar con
usted. Es importante.
Víctor: Pase si quiere…
Sylvia: ¿Qué? ¿Pa… pasar a su recámara? No sería bien visto
en una mujer soltera y decente, por favor. (Con mal tono)
Víctor: Como quiera… hablemos aquí entonces. (Conteniendo la
risa)
Sylvia: ¿Le importaría ponerse una camisa? (Nerviosa) ¿No
tiene frío?
Víctor: Estamos en pleno verano, doctora.
Sylvia: El caso es que… bueno… yo… venía a… venía a… (Le
mira el torso, rehúye la mirada)
Víctor: Pero me pondré una camisa, deme un minuto. (Se va
por ella)
Sylvia: Sí, mejor… (Respira aliviada, le gusta Víctor aunque
trata de disimular)
Al poco, el brasileño vuelve a aparecer en la puerta.
Víctor: Usted dirá, doctora…
Sylvia: Necesito una casa, algo de alquiler, que no sea muy
caro. Elizabeth me dijo que usted me podría buscar algo.
Víctor: Pues… mmm. Déjeme pensar… Sí, hay una casa a pocos
kilómetros del pueblo, pero para ir hasta allá necesitaría un caballo.
Sylvia: Perfecto, no hay problema, sé montar.
Víctor: Está bien… Lo primero va a ser comprarse un caballo.
¿Le parece? Puedo acompañarla, Samuel tiene varios para vender.
Sylvia: ¿Y cómo es la casa esa Víctor?
Víctor: Apenas una cabaña de madera y un viejo granero.
Sylvia: Entiendo. Bueno pues vamos a verla. No se hable más.
INT. / BAR DEL PUEBLO / DÍA
Daniel, tras la barra del bar, sirve unas copas a Patricio y
Óscar. Los tres conversan.
Óscar: Acabo de ver a la doctora con el brasileño, iban en
un par de caballos.
Patricio: Vaya con la doctora, y parecía decente.
Daniel: Esas son las peores, jajaja.
Óscar: Jajaja. Ponme otra, Daniel. ¿Cómo va la apuesta?
Daniel: La gente apuesta tres a uno a que la doctora no dura
en este pueblo ni una semana.
Patricio: Espero se cumplan las previsiones…
EXT. / CABAÑA / DÍA
Víctor le muestra la casa a la doctora. Sylvia y él
conversan.
Víctor: Esta casa era mía, pero me mudé al pueblo para estar
más cerca del taller. ¿Qué le parece?
Sylvia: Bueno, con limpiarla un poco, servirá. ¿Cuánto por
la renta?
Víctor: Nada… puede quedarse gratis si quiere.
Sylvia: No, nada de eso, Víctor, no quiero caridad. ¿Cuánto?
Víctor: Está bien… ¿Le parece un 10 pesos al mes?
Sylvia: Hecho… (Le tiende la mano)
Víctor: Hecho. (Sonríe, se miran a los ojos) Le arreglaré un
poco el tejado, había algunas goteras. No tardaré más que un par de días.
Sylvia: Gracias Víctor… Bueno yo regresaré al pueblo para
ver si alguien necesita de mis servicios.
Víctor: Está bien… Vaya con cuidado, doctora Rivera.
La médico se marcha en su caballo, recién comprado, un
animal negro muy bonito aunque algo viejo. Víctor se la queda mirando sin decir
nada, y es que la doctora le gusta pero no se atreve a decirle nada. Prefiere
que sean simplemente amigos.
PUEBLO
INT. / BARBERÍA / DÍA
Óscar le está afeitando la barba a Patricio, ambos
conversan.
Patricio: Así está bien, Óscar.
Óscar: OK… está herida del brazo me está matando, lleva días
y no se cura.
Patricio: ¿Cómo te la hiciste?
Óscar: Me corté con una navaja afeitando a un cliente.
En ese momento aparece la doctora.
Sylvia: Déjeme echarle un vistazo, Óscar.
Óscar: No hace falta estoy bien.
Sylvia: No, no lo está, esa herida no tiene buena pinta.
Creo que está infectada. Tome esto. (Le da un frasquito que saca de su maletín)
Patricio: ¿Qué es eso?
Sylvia: Un ungüento para curar la infección, aplíqueselo
durante tres días, hágame caso.
Óscar: Pero… (Tomando el frasco)
Sylvia: Haga lo que le digo… Volveré entonces para ver como
sigue. Buenos días. (Se marcha)
EXT. / CALLE / DÍA
Al salir de la barbería, Sylvia se encuentra con Lorena,
quien se ve algo mareada.
Sylvia: ¿Estás bien? ¿Qué te ocurre?
Lorena: No lo sé, llevo una semana con mareos, muy cansada.
Sylvia: ¿No estarás embarazada?
Lorena: No, doctora, acabo de estar con mis días de… bueno,
usted ya me entiende.
Sylvia: Puede que sea anemia, déjame ver tus ojos. (Le
examina los párpados) Sí… mira vas a hacer esto. Introduce unos clavos en un
litro de agua durante unos días, cuando se oxiden les sacas y te tomas el agua.
¿OK?
Lorena: ¿Está loca o que demonios le pasa? ¿Quiere que beba
agua oxidada?
Sylvia: El óxido contiene hierro y es la única forma de
curarte la anemia rápidamente. Sé lo hago, confía en mí.
Lorena: Está bien doctora, si usted lo dice… haré lo que me pide. Sólo espero se pasen
estos mareos pronto. Me siento sin fuerzas para hacer nada. Ah, por cierto,
Samuel, mi marido, se queja de dolor de espalda últimamente. ¿Podría echarle un
vistazo?
Sylvia: Claro, me pasaré ahora mismo por la carpintería.
Cuídate Lorena. (Se va)
Lorena: Gracias doctora Rivera.
EXT. / CARPINTERÍA / DÍA
Samuel está haciendo una silla de madera, en ese instante le
interrumpe la doctora.
Sylvia: Buenos días Samuel, su esposa, tu esposa Lorena… me
dijo que te duele la espalda. ¿Podría examinarte?
Samuel: No, gracias, no hace falta, estoy mejor. Seguro no
es nada serio. Ahora si me disculpa tengo que trabajar… buenos días.
Sylvia: Pensé que siendo negro entenderías mejor que nadie
lo que es sentirse discriminado por ser diferente pero ya veo que no.
Samuel: Mmm… (Molesto) Está bien…
Sylvia: Tal vez sea ciática, no te preocupes, si es ciática
tiene solución… Déjame ver.
Y la doctora examina a Samuel, poco a poco Sylvia se va
ganando a la gente, o al menos eso intenta.
EXT. / PENSIÓN DEL PUEBLO, PATIO / DÍA
En el patio trasero de la pensión, Elizabeth tiende la ropa
cuando siente un dolor en el pie. Una víbora le ha mordido.
Elizabeth: ¡AHHH!!!
Andrés: ¿Qué pasó mamá?
Elizabeth: ¡Oh Dios mío!!! ¡Una víbora!! ¡Me mordió una
víbora, hija!!!
Fanny: ¡Mamáaa!!! ¡Juann!!! (Llamando a su hermano)
Juan (Apareciendo): ¿Qué pasa hermanita?
Fanny: Es mamá, le ha mordido una serpiente.
Juan: ¡Ven mamá, vamos al cuarto!!! ¡Corre Fanny, ve a
buscar a la doctora, deprisa!!!
La niña sale a toda velocidad del patio en busca de Sylvia.
INT. / PENSIÓN DEL PUEBLO, HABITACIÓN DE ELIZABETH / DÍA
Elizabeth, totalmente pálida, está en la cama. Sus tres
hijos, Juan, Fanny y Andrés la miran muy preocupados y angustiados por su
estado de salud. La doctora Rivera la examina y…
Sylvia: No tengo aquí un antídoto, y la medicina tardaría
mucho en llegar de la capital…
Juan: Deberíamos llevarla a Tunja, allí hay una clínica,
doctora Rivera.
Sylvia: Si la movemos será mucho peor… No sé que hacer…
En la cama, Elizabeth, agonizante, conversa con Sylvia
delante de sus hijos. La mujer toma la mano de la doctora.
Elizabeth: Necesito que me prometa algo, doctora Rivera, por
favor…
Sylvia: ¿Qué necesita, Elizabeth?
Elizabeth: Sé que me voy a morir, mis hijos se van a quedar
solos. Necesito me prometa que se hará cargo de ellos.
Sylvia: Pero Elizabeth… (Preocupada)
Juan: No te vas a morir, mamá, no dígas eso… (Llorando)
Fanny y Andrés: ¡Mamáaa!!! (Llorando)
Elizabeth: Prométamelo, por favor… cuide de mis niños…
Sylvia: Pero yo no sé nada de cuidar niños… no tengo hijos…
no sé cómo…
Elizabeth: Por favor, doctora Rivera, se lo ruego… no tengo
a nadie más. Y usted es la persona en quien más puedo confiar.
Sylvia: Está bien Elizabeth, cuidaré de ellos…
Elizabeth: Niños, hagan caso a la doctora, sean buenos…
Los tres chicos lloran tomando a su madre de las manos.
Elizabeth está muy mal,
Elizabeth: Les quiero… nunca lo olviden… (Espirando su
último aliento)
En ese instante, al fallecer Elizabeth, la doctora Rivera
rompe a llorar pero trata de contener las lágrimas. Mientras, Juan, Fanny y
Andrés lloran desconsolados abrazados al cuerpo sin vida de su madre.
AL DÍA SIGUIENTE
EXT. / CEMENTERIO DEL
PUEBLO / DÍA
Todos los habitantes de San Rafael han acudido al funeral de
Elizabeth. La gente le da el pésame a los hijos de la fallecida, quienes están
acompañados de la doctora Rivera. En esto se le acerca Óscar.
Óscar: Sé que no es el momento pero… deben saber que la
pensión llevaba tres meses sin pagar el alquiler, así que… yo al ser el dueño
me veo obligado a pedirles que se marchen del edificio.
Juan: ¿Quéee? ¿Está de broma, verdad?
Sylvia: No me lo puedo creer… El cuerpo de Elizabeth aún no
se ha enfriado y usted ya viene con esto… Es un desgraciado sin sentimientos.
Fanny: Viejo sinvergüenza.
Óscar: Mira niña… no me faltes al respeto si no quieres que
te de una bofetada. ¿Está claro?
En ese instante la doctora se interpone y confronta al
viejo, muy desafiante.
Sylvia: ¡Póngale un solo dedo encima a Fanny y le juro que
me va a conocer, Óscar!
Pero la aparición de Víctor disuade al villano.
Víctor: ¿Qué está pasando aquí, doctora Rivera? ¿Óscar la
está molestando?
Sylvia: No Víctor, gracias, el señor ya se iba.
Juan: Este viejo desgraciado nos bota de la pensión, dice
que mi mamá le debía tres meses de
alquiler por el edificio.
Óscar: Pueden comprobarlo si quieren.
Víctor: No hace falta, doctora, chicos, pueden mudarse a la
cabaña de la vereda.
Sylvia: Le alquilé esa casa a Víctor, creo que tendremos que
vivir todos juntos allá.
Víctor: No se preocupe por mí, doctora, yo puedo dormir en
el granero.
Sylvia: Está bien.
Juan: Vamos a ir recogiendo nuestras cosas para irnos cuanto
antes de la pensión.
Fanny: Gracias por tu generosidad, Víctor. En este pueblo no
hay gente como tú ya.
Víctor: Les echaré una mano con la mudanza, vamos.
Todos se marchan, dejando al viejo Óscar sin despedirse de
él.
EXT. / CABAÑA / DÍA
Víctor y Juan terminan de arreglar el tejado con unos
tablones de madera nueva. Mientras tanto, dentro de la casa, la doctora Rivera
y Fanny se dedican a limpiar a fondo la vivienda. Los viejos muebles son
humildes. Apenas hay dos habitaciones y una salita que hace las veces de
cocina.
INT. / CABAÑA, SALA / DÍA
Sylvia y Fanny conversan mientras limpian la casa.
Fanny: Echo de menos a mi mamá, doctora Rivera.
Sylvia: Te entiendo, mi mamá murió cuando yo era pequeña y
sé lo que es eso, cariño. Mi papá se casó de segundas nupcias y tengo dos
hermanas en la capital, bueno, medias hermanas.
Fanny: ¿Y su padre, todavía vive, doctora?
Sylvia: No, desafortunadamente también falleció. Fue poco
antes de mi viaje a San Rafael. También era médico, como yo.
Fanny: Lo siento mucho, doctora…
Sylvia: Disculpa que te pregunte una cosa… Creo que a tu
hermano Juan no le caigo muy bien… ¿Por qué? ¿Qué le hice?
Fanny: No le haga caso, Juan es algo machista, como todos
los hombres de este pueblo. Eso es todo, pero con el tiempo se acostumbrará a
tener una mujer médico entre nosotros. ¿Sabe, doctora Rivera? Me encantaría
algún día estudiar medicina y ser una mujer doctor como usted.
Sylvia: ¿En serio, Fanny? Eso sería maravilloso. La medicina
es una carrera muy difícil pero a la vez muy gratificante, créeme. (Sonríe) Eso
sí, no lo tuve fácil para estudiarla pues no me aceptaban en ninguna facultad
de medicina. Tuve que ir a una exclusivamente para mujeres.
Fanny: Me gustaría ir a la universidad. Sin embargo mi
hermano Juan prefiere dedicarse al campo, siempre soñó con tener su propia
granja, ganado y algunas tierras que cultivar.
Sylvia: Claro… es normal en esta región. Cambiando de tema…
¿Sabes por qué Víctor dejó esta casa, Fanny?
Fanny: Su esposa falleció dando a luz a su hijo hace dos
años. Entonces fue que se mudó a la pensión y empezó a trabajar en el taller de
carpintería de Samuel.
Sylvia: Lo lamento, no sabía nada… Debió sufrir mucho… pobre
hombre.
EXT. / GRANERO / DÍA
Fuera de la casa, Víctor y Juan también charlan. Mientras,
Andrés juega persiguiendo a las gallinas.
Juan: Bueno pues ya está todo…
Víctor: Las gallinas, los tres caballos, la vaca…
Juan: Esos dos son nuestros caballos, los trajimos del
pueblo, el otro es de la doctora.
Víctor: Sí, lo sé. Yo la aconsejé sobre su compra.
En ese momento Juan se percata que su hermano Andrew no está
cerca, el niño se ha ido.
Juan: ¿Dónde está Andrés?
Víctor: No lo sé, hace un momento estaba aquí… Habrá ido a la casa.
Ambos hombres entran en la cabaña y…
INT. / CABAÑA, SALA / DÍA
Sylvia: No, aquí no está el niño.
Fanny: Dios mío… (Preocupada)
Juan: Andrés ha desaparecido, doctora Rivera. No lo
encontramos por ninguna parte.
Víctor: Será mejor vayamos al bosque tal vez esté allá.
Juan: Tomaremos los caballos. Fanny, doctora Rivera, ustedes
vayan hacia los campos. Víctor y yo buscaremos en el bosque.
EXT. / BOSQUE / NOCHE
Ha caído la noche, el pequeño Andrés se ha perdido jugando
por el campo. El niño camina entre los árboles bajo la oscuridad de la noche,
muy asustado y temeroso.
Andrés: ¿Doctora Rivera? ¿Juan, Fanny? ¿Me oye alguien? ¡Holaaaa!!!
Pero el niño resbala y cae por una ladera rodando, Andrés
pierde el conocimiento.
No muy lejos de allí, Víctor y Juan, ambos en sendos
caballos castaños, llaman a Andrés.
Víctor: ¡Andrésss!!!
Juan: ¡Andrésss!!! ¿Y si le pasó algo, Víctor?
Víctor: ¡Mira, allí, allí está!!!
Juan: ¡Dios mío!!!
Ambos corren al galope hacia donde está el niño, tendido
sobre la hierba y sin conocimiento. Víctor baja del caballo y lo carga en
brazos. Juan y él se marchan a toda prisa hacia la cabaña.
INT. / CABAÑA, DORMITORIO / NOCHE
La doctora Rivera y Fanny intentan reanimar al pequeño quien
está echado en una cama. Víctor y Juan las observan.
Juan: ¿Se pondrá bien?
Sylvia: Creo que se ha dado un fuerte golpe en la cabeza…
¿Andrés, me oyes, cariño? ¿Andrés?
El niño comienza a abrir los ojos y…
Sylvia: ¿Doctora Rivera? ¿Dónde está? No la veo…
Fanny: Oh Diosito…
Sylvia: Espera… (Tomando una vela, se la pasa por delante de
la cara al pequeño)
Víctor: ¿No ve? ¿Cómo puede ser eso?
Andrés: ¿Por qué está todo tan oscuro? les escucho hablar y
no les veo… ¿Qué pasa? Prendan la luz…
Sylvia: Dios mío, no puede ser lo que estoy pensando…
Juan: ¿Qué le pasa a mi hermano, doctora? ¿Por qué no puede
ver?
Sylvia: Seguramente el golpe que se dio en la cabeza le haya
provocado un hematoma cerebral, si mañana no ha recuperado la vista… tendría
que operarle.
Fanny: ¿Operarle? ¿Quiere decir que le abriría la cabeza?
(Asustada)
Sylvia: Sería una leve trepanación para aliviar la presión
en el cerebro. Confío que con eso, Andrés vuelva a poder ver…
Víctor: Es una locura, doctora Rivera…
Juan: ¿Está segura no se puede hacer nada más?
Sylvia: Desafortunadamente no… Si no lo hago… Andrés podría
quedarse ciego.
Fanny: ¡Dios mío, cure a mi hermanito, doctora Rivera, por
favor!
AL DÍA SIGUIENTE
PUEBLO
INT. / CARPINTERÍA / DÍA
Samuel conversa con su esposa Lorena.
Lorena: ¿Qué Andrés se podría quedar ciego? Oh diosito…
Samuel: Víctor vino esta mañana a contármelo, al parecer la
doctora está dispuesta a operar al niño esta tarde.
Lorena: Espero que esa mujer sepa lo que hace… de verdad lo
deseo… Voy a contar el chisme por el pueblo, la gente tiene que saberlo.
INT. / CABAÑA, DORMITORIO / NOCHE
La doctora Rivera se dispone a operar al pequeño Andrés. El
niño está en la cama dormido.
Sylvia: Debes sujetar ese paño con cloroformo sobre la nariz
y boca de Andrés, Juan.
Juan: Está bien doctora…
Sylvia: Tú, Víctor, me irás dando las herramientas que vaya
necesitando. Ya están desinfectadas.
Víctor: ¿Seguro sabe lo que hace, doctora Rivera?
(Preocupado)
Sylvia: Confíen en mí, por favor… Si no opero a Andrés… se
quedará ciego toda la vida… (Angustiada)
Fanny: ¿Y yo que hago, doctora?
Sylvia: Tú serás mi asistente, Fanny en todo lo demás que
necesite. ¿Está bien?
Fanny: Entendido…
Sylvia: Bueno pues vamos a comenzar… Víctor, necesito que le
afeites este lado de la cabeza al niño. Después comenzaremos con la operación.
Víctor: Está bien, doctora Rivera…
Poco después la doctora empieza su trabajo… ¿Saldrá Andrés
bien librado de la operación?
INT. / BAR / DÍA
Daniel, Patricio y Óscar charlan sentados a una mesa
mientras juegan a las cartas y beben cerveza.
Óscar: Esa estúpida está loca, abrirle la cabeza a un niño
pequeño. ¿Dónde se ha visto?
Patricio: Deberíamos impedirlo.
Daniel: Déjenla que haga lo que quiera, cuando se le muera
el mocoso en la mesa de operaciones se pondrá en evidencia esa solterona con
ínfulas de doctora.
INT. / CABAÑA, DORMITORIO / NOCHE
La operación ha terminado.
Sylvia: Ahora sólo queda lo más difícil… una vez que Andrés despierte, veremos si hay o no resultados…
Víctor: Ojalá que sí, doctora…
Juan: Gracias doctora Rivera, no sé que habríamos hecho sin
usted.
Fanny: Es un milagro lo que ha hecho… Jamás imaginé que se
podrían hacer este tipo de operaciones. Gracias doctora.
Sylvia: Y yo debo darles las gracias a ustedes, sin su ayuda
habría sido imposible…
Víctor: Vamos Andrés, tú puedes, seguro todo irá bien.
(Acariciándole la frente al niño dormido)
AL DÍA SIGUIENTE
INT. / CABAÑA, DORMITORIO / DÍA
La doctora Rivera ha pasado la noche sentada en una silla,
para no dejar solo a Andrés. El niño comienza a despertarse, ha dormido muchas
horas. Andrés lleva la cabeza vendada.
Andrés: ¿Doc… doctora Rivera?
La médico se despierta y…
Sylvia: ¿Andrés? ¿Andrés, cariño, puedes verme?
Andrés: Hace mucho sol hoy… (Sonríe)
Sylvia: ¡Andrés!!! (Llora emocionada y abraza al pequeño en
la cama)
Andrés: Quiero ir a jugar…
Sylvia: ¡Juan, Fanny, Víctor!! ¡Andrés despertó!!!
Todos entran en la habitación.
Juan: ¿Puedes vernos, hermanito?
Andrés: Claro… (Sonríe)
Fanny: ¡Ay que alegría!!! (Le abraza)
Víctor: Felicidades doctora… Tenía razón. (Sonríe)
Sylvia: Estoy feliz, Víctor… muy feliz. (Sonríe llorando
emocionada, él la abraza)
Fanny: Todos en este pueblo se van a tener que tragar sus
palabras sobre la doctora.
Juan: Cierto, Fanny. La doctora Rivera hizo un milagro.
Sylvia: Simplemente hice mi trabajo.
Víctor: Sabía que lo lograrías, lo sabía. (Sonríe)
Sylvia: Víctor… (Sonríe feliz)
Juan: ¡Me voy volando al pueblo a contárselo a Samuel y a
todos!! (Sonríe)
En ese momento, Víctor le roba un tierno beso en los labios
a la doctora Rivera. Escuchamos música romántica. Sylvia responde al beso del
brasileño, ambos se abrazan fuertemente. Andrés y Fanny les miran y sonríen. Y
así termina esta historia, todos felices y juntos como una verdadera familia.
FIN